Cada
vez que voy al supermercado, me
encuentro con paquetes de alimentos destapados, yogures con el precinto
abierto, envases de dulces o galletas que han sido mordisqueados…pero con mucha
rapidez para pasar “desapercibido”. Muchas veces hasta osan en colocarlos en otro
lugar, cuando ya lo han degustado, casi totalmente.
En
las “colas” del banco, o del pago de los servicios, mucha gente aprovecha el
menor descuido para meterse adelante en la fila, es decir se “colean”
sigilosamente, haciendo que saludan a un conocido y así poco a poco quedan ya
dentro de la cola y disfrutan de un beneficio que no les corresponde en ese
momento.
Algunos
mienten sobre su edad, o condición para obtener los beneficios de las personas
mayores o personas con discapacidad, eso
además de ser un abuso, es un engaño. Hay otros que se suben al transporte
público por no caminar 3 o 4 cuadras y al pasarlas se hacen los “perdidos” y le
preguntan al chofer: pero Ud. no pasa por tal lugar?...déjeme aquí por favor,
es que me equivoqué de ruta.
Es
muy común que algún “fresco” llegue a una cola y diga: “Yo no me voy a colear,
es sólo una preguntica que quiero hacer..” le dejan pasar y efectivamente le
resuelven todo y sale feliz, pero él no se iba a colear. Así mismo, siempre en
el banco llega alguno con desesperación, viene buscando quien le haga un
“favorcito” y dice: ¿Ud. va a depositar? Ay por favor deposíteme esto si? Es
que ando de carrera… Y siempre hay un “bonachón” que le “carga el chuco”
El
otro día en la carnicería creí comprar una carne que vi deliciosa, pero al
llegar a casa y desempacarla me di cuenta de que me habían metido “gato por
liebre”, qué engaño. Con todos estos
ejemplos quiero definir lo que algunos llaman “viveza criolla” que no es más que una mezcla de
abuso, picardía e ingenio que tienen muchos venezolanos y que utilizan para
buscar el beneficio propio aprovechándose de los demás de manera inescrupulosa.
Son unos conchudos, no permitamos más eso, quejémonos ya de tanta gente fresca…
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