domingo, 23 de septiembre de 2012

DILES QUE NOOOO.....


Una de las tonterías más grandes en los que se inmiscuye la juventud es el consumo de drogas....sin querer saber que dichas sustancias pueden ocasionar daños irreversibles en el organismo. Muchas veces se comienza por curiosidad, como para saber qué se siente al hacerlo, para ver si es cierto que la gente se eleva, flota, sube por las nubes y se siente arriba del todo y sobre todos... Otras veces se prueba la droga por rebeldía, a los padres, a los profesores, a la sociedad...como para enfrentarse a ellos, diciéndoles que les importa un bledo que se preocupen o no del joven o la joven, que cada día que pasa menos le interesa al joven sus respuestas, su sociedad, su consumismo y todas las otras cosas que el o la joven quieran agregar.
Lo cierto es que también hay muchos jóvenes y no tan jóvenes que entran al vicio de las drogas por la “probadita”, por no quedarse atrás con sus compañeros o amigos, eso irremediablemente les conduce a convertirse en consumidores dependientes y les sumerge en una vorágine de alegría, dolor, soledad, molestia, repudio, contento, asco, violencia, agresión, padecimiento, sangre, muchas caídas y resurgimientos...pero también muchas otras veces la muerte.
Pero...¿Por qué las drogas atacan a nuestra juventud? ¿Por qué son ellos los más agredidos en nuestra sociedad, en esa cadena interminable del narcotráfico?...Pues porque se supone que sean ellos porque son en gran mayoría los seres inestables psico-emocionalmente de nuestras familias, y por ende más propensos al consumo de drogas. Cuando ya un joven se ha introducido en el terrible mundo de las drogas es muy difícil “salvarlo” (desintoxicarlo)...arrancarlo de esas terribles garras del consumo pertinaz.
La clave de la prevención del consumo de drogas está en la familia, porque una familia que está unida y expresa continuamente mensajes de afecto y seguridad logra que sus integrantes se sientan satisfechos, se valoren y se amen a sí mismos. Una familia donde se respete a cada uno de sus integrantes, con actitudes comunicativas abiertas, de confiabilidad y confidencialidad, donde se promueva un clima de resolución de conflictos y se establezcan límites y normas claras para lograr individuos autónomos y seguros. Porque la juventud tiende a ser muy insegura, a desestimarse como personas y son los conflictos juveniles con la familia y con sí mismo, los disparadores del consumo de drogas en la juventud.

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