ANDAN SUELTOS....

Si se le pregunta a un peatón merideño sobre los inconvenientes que tiene cuando sale

a caminar por calles o avenidas de nuestra ciudad, seguro nombrará a los motorizados.

Pareciera que ir en una moto, con pocas excepciones, concede a quienes la manejan

un “poder especial” para cometer infracciones y mantener su impunidad, sin penalización. Pero casi en cada esquina hay un motorizado que se para en el rayado peatonal, sube a la acera, va en contra sentido, sin casco, sin placa y/o transportando enseres o a familias completas. Eso, sin nombrar el aumento de sucesos delictivos y accidentes relacionados con motos, que los pone en una situación difícil y comprometedora.

Al Instituto Nacional de Tránsito Terrestre aún le incumbe el reglamento de la Ley de

Tránsito Terrestre (aprobada en 2008) que establecería los lineamientos para los

motorizados y moto-taxistas, que andan por allí sin ley que les reglamente sus deberes

y derechos. La autoridad vial ha sido muy poco eficiente para hacer cumplir las normas que ya existen.

Sin embargo, si se comienza con el Registro de Motorizados, sería un primer paso para establecer las normativas y atender las necesidades de este creciente sector.

Ese reglamento instituiría las reglas para la prestación del servicio de moto-taxis en

cuanto al tipo de moto, ubicación de las paradas y especificaciones del conductor, ya

que andan por calles y avenidas, haciendo y deshaciendo. A la hora de explicar por qué

nadie hace cumplir normas a los motorizados, hay un poco de todo: el sistema está

colapsado, primero no hay efectivos, además existe mucho miedo, ganas de no

meterse en líos, de hacerse la vista gorda. También los fiscales no están preparados,

son mal remunerados y no tienen equipos. No hay cámaras, no hay vehículos

disponibles, luego la agresividad y a veces hasta burla de los motorizados que crean

un festín de anarquía en nuestras vías merideñas.

Mientras, a los peatones les queda tener precaución porque los motorizados ... “andan sueltos”