La
mente y el corazón trabajan constantemente en una fusión determinante para la
vida de cada ser humano…ojalá pudiésemos precisar contundentemente el
porcentaje de efectividad que brinda ese ajuste entre nuestras ideas y nuestros
sentimientos.
Cuando
una idea llega a nuestra mente, el cerebro la digiere y comienza a trabajarla
en el corazón, y se producen sentimientos que pueden llegar a incrementar
nuestra salud corporal, el triunfo en el trabajo o los estudios, el éxito en la
vida familiar y en los negocios o que tal vez los disminuyan y nos inunde el
fracaso en todos los aspectos.
Si
los pensamientos son positivos, son de alegría, de prosperidad estaremos con
buen humor y energías renovadoras cada día…y si les permitimos desarrollarse en
nuestro corazón permanentemente podremos ser personas con optimismo y provecho
en todas nuestras acciones. Pero en cambio, si anidamos en nuestro cerebro
pensamientos negativos, de desaliento, pesadumbre, de amargura nos mantendremos
sin ánimos de salir adelante, ni de sonreír y es lo más seguro que enfermaremos
muy pronto o no saldremos de cama en mucho tiempo. Nuestra vida no encontrará
un rumbo seguro, sino que estaremos constantemente apesadumbrados, negativos,
derrotados y con serios problemas de autoestima, depresión e incluso autoagresión.
Pero, ¿Por qué siempre acuden a nuestra mente pensamientos negativos?
Existen los llamados pensamientos irracionales y negativos, son esos que nos
sobrevienen primero, a modo automático, en frases como ¡Eres estúpido!, ¡No le
gustarás, He hecho el ridículo, ¿No pasaré la materia, Seguro está muerto, Mi
vida es un fracaso. Este tipo de pensamientos están en nuestra mente, se anidan
allí y afloran cada vez que les damos la oportunidad causando malestar
emocional. Si tomamos los sucesos de la vida con buena cara, con optimismo y tenemos
fe en nuestro corazón que todo saldrá bien, así será, se cumplirá…pero si damos
paso a los pensamientos negativos y los incubamos en nuestro corazón, estaremos
siempre amargados, apesadumbrados y es muy probable que nos convirtamos en inseguros
y perdedores.
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